La búsqueda de la felicidad
- Gina Rodríguez
- 22 abr 2021
- 2 Min. de lectura
“Hay cosas que hacemos
que nos parecen correctas,
pero que al fin de cuentas
nos llevan a la tumba.
La mucha risa causa dolor;
hay alegrías que acaban en tristeza.
La gente tonta
es feliz con su mala conducta;
la gente buena es feliz
con sus buenas acciones” (Proverbios 14:12-14)
La sociedad de hoy está obsesionada con una búsqueda de la felicidad. La gente espera encontrarla en lugares incorrectos: dinero, comodidades, bienes materiales, seguridad económica, éxito profesional, satisfacción de los deseos personales, etc. Salomón dejó muy claro que, perseguir estas cosas es vanidad y no tiene sentido (Eclesiastés 1:2-11).
Blaise Pascal, filósofo, teólogo y escritor francés del siglo XVII, nos dejó el siguiente pensamiento:
Para encontrar la felicidad, para obtener esa paz de corazón, que es lo único que puede llenar el vacío interior de los hombres, acabar con su inquietud y preocupación, es necesario que se restablezca la relación con Dios, fuente de todo gozo profundo. Nuestra interioridad debe estar habitada por Dios. Mientras no lo sea, el hombre necesitará el tumulto de la vida exterior, para enmascarar ese vacío, ahuecado en él por la ausencia de Dios.
“La felicidad” concluye Pascal, “no está fuera de nosotros, ni en nosotros. Está en Dios”(Fragmento del libro: “Pensamientos y otros escritos”, 1670).
Hay un solo lugar donde podemos encontrar la felicidad: en Dios nuestro creador. La Biblia nos revela el tipo de vida diseñada para traernos paz y felicidad: Encontramos la felicidad cuando confiamos en Dios, “El que atiende la Palabra prospera. ¡felíz aquel que confía en el Señor! (Proverbios 16:20). Cuando guardamos Sus mandamientos, encontramos felicidad, “Donde no hay dirección divina, no hay orden; ¡feliz el pueblo que cumple la ley de Dios!“ (Proverbios 29:18).
Dios quiere que busquemos la felicidad, pero no de la manera como el mundo la ofrece. La verdadera felicidad sólo se concibe en una relación con Dios. Como dijo San Agustín:
“Tu nos hiciste para ti Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.
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