El amor permanece para siempre
- Gina Rodríguez
- 19 feb 2021
- 2 Min. de lectura

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. (1 Corintios 13:13)
Los cambios son continuos e inevitables en esta vida. El tiempo se nos escurre de las manos y pareciera que los días, las semanas, los años se van más rápido. A casi un año que iniciara la crisis de salud por Covid-19, hemos experimentado en carne propia, la fragilidad de la vida de losseres humanos, nos hemos dado cuenta que las cosas de este mundo son simple vanidad, sin ningún valor ni profundidad y hemos constatado que, las cosas materiales que hemos acumulado durante nuestra vida, no son importantes, son pasajeras. ¿Hay algo que permanezca siempre? El libro de Corintios dice que hay solamente tres cosas que son perennes: Fe, esperanza y amor. Pablo quería que los Corintios entendieran que los dones espirituales vienen de Dios y son importantes para el crecimiento espiritual: La Fe, hace posible que podamos tener una relación con Dios, confiar en Él, en Su bondad y misericordia. Esperanza es la convicción que las promesas de Dios son verdad y son buenas. Pese a que estas virtudes son esenciales para nuestras vidas, la virtud del amor es más grande incluso que la fe y la esperanza. Esto es, porque el amor le da sentido a todo. Porque el amor es la fuerza motivadora que da la gloria a Dios, de lo contrario, nuestros dones estarían erróneamente utilizados para nuestra propia honra y orgullo. El amor es la naturaleza de Dios y Él permanece para siempre, por eso el apóstol Juan escribió “Dios es amor” (1 Juan 4:16).
Sin amor, lo más preciado del hombre se reduce a nada. Lo crucial para vivir y existir como cristiano es el amor. Se puede tener fe, se puede tener esperanza, podemos llevar a cabo las obras más piadosas, pero de nada nos sirve si las hacemos sin amor. Quien entiende esto, entiende la esencia del cristianismo.
Si fe, esperanza y amor duran para siempre, queda claro que estas son las cualidades que debemos practicar. Que no haya en nuestra vida adversidad sin fe, aflicción sin esperanza y obra sin amor. Continuemos confiando en la bondad y misericordia de Dios, esperando la llegada de Su Reino prometido y sirviendo a otros por el amor que letenemos a Él. Sea pues el amor, nuestro estilo de vida díacon día, nuestra luz en la oscuridad, nuestra ancla en la tormenta y nuestra motivación en todo lo que hagamos.
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