Esperando la celebración del nacimiento de Cristo

La Navidad se acerca, tiempo de gozo, tiempo de celebrar el nacimiento de Nuestro Salvador, tiempo de reflexionar las bendiciones de Dios en nuestras vidas. El verdadero significado de la navidad ha llegado a perderse entre tantas distracciones seculares tan populares de la época navideña. Estamos muy ocupados poniendo las decoraciones de nuestros hogares, haciendo muchas compras, envolviendo los regalos, planeando el menú de la Noche Buena y se nos olvida experimentar cómo el poder y la presencia de Dios han transformados nuestra vida en todos los aspectos.

Precisamente, el Adviento nos da el contexto para reorganizar y priorizar nuestros pensamientos y nuestro corazón sobre el nacimiento de Jesús. Nos recuerda mantener la esperanza y mantenernos fuertes mientras esperamos Su glorioso regreso.

Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas: emprenderán vuelo como si tuvieran alas de águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no desfallecerán. (Isaías 40:31 NBV)

El Adviento toma un significado aun más profundo mientras la pandemia se extiende. 2020 ha sido un año de esperas. Esperar a que termine la cuarentena, esperar a salir del confinamiento, esperar el regreso a los salones de clase, esperar congregarnos en la iglesia. Han sido semanas y meses interminables de no poder visitar a nuestros seres queridos. Para este momento, muchos de nosotros nos sentimos cansados y estresados. El versículo 31 de Isaías es una promesa para fuerzas renovadas, para estar expectantes del regreso de Jesucristo con profundo gozo y esperanza.

Dios utiliza los periodos de espera para enseñarnos algo, para hacernos crecer, perseverar y madurar, para refrescar nuestro espíritu y renovar nuestra esperanza y fe. Aprovechemos el tiempo de Adviento para ponernos en presencia de Dios, reflexionar y meditar en Sus promesas y Su fidelidad. Confiemos que Él está en control mientras esperamos.