Me regocijaré en el Dios de mi salvación
- John Mazariegos
- 18 dic 2020
- 2 Min. de lectura

Diciembre, época de fiestas, alegría, celebraciones. Se acostumbra decorar los hogares, divertirse y reunirse en familia. Este año es diferente, después de 10 meses de confinamiento y distanciamiento social, nadie estamos exentos de preocupaciones, dolor, pérdidas, sufrimiento, tal vez ansiedad y depresión. Probablemente pasaremos las fiestas decembrinas lejos de nuestros seres queridos y amigos, incluso solos.
Romanos 15:13 “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Mientras enfrentamos numerosos retos y adversidades, cambios y dificultades, no estamos solos, podemos acudir a Jesús. Jesucristo es quien nos de la esperanza, la paz y sanidad que tanto necesitamos. Él es el único que puede darnos gozo y paz, solamente Él puede calmar nuestra alma y consolarnos en nuestra tristeza.
En esta Navidad, meditemos en las palabras de Pablo: “Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, a fin de comprar nuestra libertad, ya que éramos esclavos de la ley, y así adoptarnos como hijos suyos” (Gálatas 4:4-5 NBV). Jesucristo, el Príncipe de Paz, dejó Su trono en los cielos para traer redención al mundo, vino a restaurar lo que estaba perdido, vino para rescatarnos de la esclavitud del pecado, para que todos tuviéramos salvación y vida eterna. A pesar de las pruebas que enfrentamos en estos momentos, a pesar de las circunstancias y los días difíciles que vivimos, el nacimiento de Nuestro Salvador es motivo de regocijo y gozo para todos los creyentes.
Deseo que todos tengan una navidad esperanzadora y bendecida, reconociendo la providencia de Dios y recordando la promesa de salvación de Jesucristo.
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